15 feb 2025

En búsqueda de la "Audiencia Moderna".

Cuidado con el canto.

Aunque han tenido presencia desde la antigüedad en formas distintas a las que conocemos, las sirenas han sido más aceptadas como una lección de cuidado y peligro, y mientras ciertamente le corresponde más a los marineros de profesión, lo cierto es que hay una aplicación y aceptación universal a mantenerse alerta ante lo que nos parezca un llamado casi irresistible, sea por un atractivo físico o un concepto abstracto que parezca demasiado bueno, nunca está de más tener los ojos bien abiertos y los oídos bien atentos. Desgraciadamente, la industria de los videojuegos ha caído presa de su propia versión de las sirenas.

Ya sea que me hayan oído decirlo en Barroco Gaming o que se enteraran por otro lado, estoy seguro que algunos ya estarán familiarizado con el infame término de la “audiencia moderna”, una supuesta audiencia de incontables individuos que han sido ignorados por muchos entes económicos y a los que desesperadamente las empresas quieren capturar para convertirlos en sus fieles clientes; tan seguros están de su existencia que la infraestructura entera de los índices DEI se ha dedicado enteramente a complacerlos, al punto de llegar a prácticas discriminatorias de contratación y producción no nada más de medios, sino de varios sectores socioeconómicos e industriales también.

La mafia entera de las consultorías, que tanto han estafado a la industria occidental del entretenimiento electrónico, justifica su existencia haciendo alusión directa a dicha clientela, van de evento a evento advirtiendo a las publicadoras que están ignorando a toda una población de clientes potenciales, que de hacerles caso a sus demandas podrán cosechar una inmensa fortuna; los fans previos palidecen en comparación a la poderosa, influyente, inescapable e inconmensurable Audiencia Moderna con mayúsculas y símbolo de marca registrada.

Dicen que esta clientela es infalible, según.

Y sin embargo, después de años de estar dedicando ofrenda tras ofrenda ante el altar de los septillones de miembros que conforma la audiencia moderna, ni una sola vez se han apersonado a comprar o consumir lo que se les produce. Ni uno solo de los grandes experimentos para complacerlos ha sido redituable y no hacen más que terminar humillando públicamente a sus creadores ante su previo público, al que abandonaron con tanto desdén y apuro.

Como digo, esto no es un pequeño experimento de pensamiento por el que se dejaron llevar segmentos económicos completos, no fue una corrida productiva para probar las aguas y ver que esa audiencia aparezca, han sido años de proyectos fallidos en favor de una población que nunca jamás se ha presentado a contribuir económicamente a ellos. La gente con sentido común tiene bien sabido que ese es el canto de la sirena, y sin embargo un enorme potencial empresarial está entregado a un monstruo que se come esos presupuestos sin dejar nada a cambio.

Con todo eso dicho, queda entonces preguntarnos:

¿Quién es la “Audiencia Moderna”?

 

¿QUIENES SON?

No creo que haga falta recalcar que mi introducción ni siquiera puede describir a un miembro de la audiencia moderna, pero eso no es un alarde literario mío para parecer más inteligente de lo que realmente soy, es que en realidad es imposible encontrar una descripción concisa, especifica y certera de cómo es que se ve un miembro de dicha audiencia, y es por eso que me aventuré en mi propia búsqueda por saber quiénes son; al mero estilo del capitán Ahab quise encontrar a la dichosa ballena blanca que es audiencia moderna.

Ya que muchas discusiones al respecto se llevan en internet, usé justamente ese medio para iniciar mi búsqueda, y a pesar de ser el medio informático por excelencia sobre el que se vierte todo el conocimiento del mundo, las primeras impresiones del buscador me resultaron completamente inútiles.

Nótese que a la tercer sugerencia ya se sale del tema.

Lo que ven aquí es el compendio automático que Google realiza cuando preguntas sobre cualquier tópico, desafortunadamente muchos de ellos se salen del mismo (incluso mencionando la sopa de pasta “la moderna”) y de los que están dentro del tópico pertenecen a discusiones coloquiales de la vox populi, no a una institución con respaldo académico que ofrezca una definición contundente.

Una búsqueda en inglés ofrece un resumen generado más conciso, pero incluso con la puntualización de sus cualidades, no tenemos una respuesta clara porque enumera características generales que mucha gente, a lo largo de siglos de leer y saber de historias, tiene respecto al consumo de medios. Lo voy a desmenuzar por puntos:

Me movio algunos de los puntos por alguna razon, bien raro.

  • Activa: La cualidad activa es por default, los medios no te llegan por si solos a las terminales nerviosas de tus sentidos, todo mundo necesita interactuar con el medio para intentar entenderlo y disfrutarlo.
  • Selectiva: Lo mismo con la selección, si eres una persona a la que le interesa una historia de aventuras piratas, muy difícilmente puedo convencerte de ver “Orgullo Y Prejuicio”. Cierto, la gente tiene más de un tipo de intereses, pero tienden a gravitar a ciertas áreas de interés particular, lo que no les interese simplemente no lo consumen.
  • Autentica: La autenticidad corresponde a la responsabilidad del creador, nadie se va a quedar a consumir lo que está mal hecho, independiente de los gustos; esto no es de nuestra era moderna, ha sido el estatus quo por generaciones.
  • Conexión: Ciertamente no todas las experiencias son universales, obviamente la conexión será más fuerte en quienes conecten de una forma más visceral con los eventos de una obra, pero nuevamente insisto en que esto es una cualidad histórica, no empezó en la época de internet.
  • Inclusiva: Tal vez ésta sea la cualidad más novedosa de la lista, pero hasta esa está pobremente definida, ¿Qué significa decir que algo es inclusivo? No lo digo desde el lente “woke” estereotípico, lo pregunto en serio, ¿inclusivo respecto a qué? Puedo leer La Divina Comedia a pesar de no ser italiano, puedo tomar una copia del Poema de Gilgamesh sin ser descendiente sumerio, tengo también El Ramayana sin tener parentesco con esos lejanos autores de la india; todo mundo tiene acceso a las  obras de todo mundo, así que nuevamente pregunto, ¿inclusivo respecto a qué?

A pesar de tener el compendio de una definición resumida, casi todas las cualidades de la supuesta audiencia moderna ya son cualidades de toda audiencia, así que ciertamente seguimos sin saber cómo es que se ve un miembro “moderno” de la misma. Adentrarse a las demás preguntas solo confunde más la cuestión porque, como ya es motivo de debate entre el público en general, la definición ha sido torcida por los bandos opuestos que lo componen.

Por un lado, como expuse en la introducción, quienes abogan por ellos usualmente los pintan como miembros “socialmente conscientes” de la “cultura contemporánea”, interesados en temas de justicia social, política progresiva y todas esas cosas con las que conforman los tontos sermones a los que estamos tan mal acostumbrados; pero esa definición por sí sola no resuelve la cuestión, esos son criterios apropiados a cualquier persona izquierdista de corte progresivo, no te dice mucho de lo que consume ni de sus preferencias personales.

¿es ésta la audiencia moderna?

Los disidentes poco hacen por disipar la confusión, cuando entras a los foros que hacen esa pregunta inevitablemente los ves irse en tangentes de estereotipos: que si son zurdos progres californianos de cabello pintado y tatuajes ridículos con lentes de hipster cayéndose a sermones, todo mientras beben soylent y tapizan sus paredes con funkos. Para este segmento la imagen ya está cementada, decir “audiencia moderna” no es más que invocar compendios de estereotipos negativos relacionados a sus enemigos percibidos, no es una medida objetiva y certera de lo que es un miembro de dicha audiencia.

¿O es esta la audiencia moderna?

Hasta este punto, lo único que ha podido decirse con certeza de la audiencia moderna es que les gusta el contenido “inclusivo”, sea lo que sea a lo que eso se  refiera, y que les gusta estar consumiendo medios contemporáneos de internet y/o las redes sociales. Desgraciadamente, eso último es algo propio de todo el mundo, no nada más de una nebulosa masa de gente que ni siquiera podemos definir, así que nada de esto es estrictamente propio de la supuesta audiencia moderna.

La tragicomedia aquí es que todo mundo sabe cómo se ve una sirena a pesar de que no existen mientras que, a pesar de tanta súplica de parte de mafias incompetentes y agencias de Marketing Gang respecto a la existencia sus incontables miembros, no es posible siquiera definir la apariencia de uno solo de los miembros de la audiencia que pretendo buscar.

 

¿EN DONDE ESTAN?

Bueno, si no podemos definirlos adecuadamente con palabras, tal vez nos sirva buscarlos en su habitad natural o en donde sea que se congreguen, probablemente así podremos dar con la certeza de su apariencia y su existencia de una buena vez, ¿cierto? En ese sentido, un punto de partida serán los dichosos proyectos de entretenimiento creados exclusivamente para ellos, y ya que el año pasado fue prácticamente un santuario comercial a su existencia, seguramente allí los encontraremos.

El año pasado, una de sus catedrales principales erigidas enteramente a sus gustos fue la serie de Star Wars “The Acolyte”, una serie que costó cerca de 200 millones de dólares nada más para producirla. Capitaneado por Lesley Headland, se perfiló como el show definitivo para esos gustos: completamente gay de cabo a rabo (según Lesley), una historia “diferente” sobre el poder, encabezado por un elenco diverso de toda raza y toda orientación sexual, hasta presentó modelos alternativos de reproducción biológica para realmente ponerle toda la modernidad que la audiencia moderna desea ver representada en medios.

"¡Hasta tiene a Lee Jung-jae! ¡nos mama escuid geim tambien!"

Y todo eso para lo que, hasta ese punto, fue el show menos visto en la historia de la propiedad intelectual que es Star Wars. Todo mundo hizo banco e industria nada más hablando pestes de la serie y el momento estrella que fue “the power of many”, no empujó más suscriptores a la plataforma de Disney Plus, y como mandato final fue terminantemente cancelado por dicha empresa poco después de finalizarse su única temporada.

Una vez mas, para el cringe.

Nuevamente lean las cualidades con las que se perfilaba este show, no estoy usando “catedral” de forma hiperbólica o sarcástica aquí, es prácticamente un compendio de todos esos términos, atributos y características que, supuestamente, tanto anhelan y desean ver los miembros de ese mercado. Siguiendo el mantra de “al cliente lo que pida”, esto debió ser una redefinición de los ratings y el medio por el que se sentarían tendencias; es un producto milimétricamente diseñado para esa dichosa e incontable clientela, así que ¿Dónde estaban?

Retornando a los videojuegos aquí, un caso similar es el de Dustborn: una aventura donde valientes revolucionarios progresistas de diversos tonos de piel, orientaciones sexuales y tipos de cuerpos luchan contra la opresora, derechoide, mayoritariamente blanca y policiaca entidad federal de la Republica Americana, completa con el uso de tácticas y lenguaje propio de las trifulcas primermundistas de las redes sociales.

Problemas Del Primer Mundo: El Videojuego.

De nuevo, es un producto repleto de lo que, supuestamente, engloban los gustos predilectos de la audiencia moderna, aquí debió pararse una fila de clientes e incontables recomendaciones para ellos, y sin embargo el juego apenas tenía 100 personas jugándolo simultáneamente, en su lugar presentándose un sinfín de gente a burlarse de semejante desempeño. Nuevamente hay que preguntar: ¿Dónde estaba la audiencia moderna?

La versión de un juego multijugador para ellos vendría ser el infame Concord, de nuevo lo traigo a colación solamente para una semblanza de sus diseños: personajes de rostros toscos pero claro que de mucha diversidad racial, muy apegado al estereotípico dialogo moderno californiano, tipos de cuerpos para todo tipo de “inclusión”, hasta los personajes tienen pronombres preferidos. 400 millones de dólares invertidos en un producto que fue cerrado tras 12 días de actividad y un máximo de 700 jugadores activos en Steam.

Modernidad a todo gas.

Una vez más, el juego tuvo como mandato principal de diseño el incluir todos los puntos de los que hablan Kim Belair y compañía, todos esos rasgos superficiales de aspectos progresistas e “incluyentes” que tanto quiere ver la incomprensiblemente vasta audiencia moderna, al punto en que invirtieron el valor de una película taquillera con la certeza de atraerlos a todos y convertirse en la redefinición de “éxito comercial”. Al final, Firewalk Studios fue cerrado, ¿y donde estaba la audiencia moderna?

Quiero que sepan que no estoy invocando esos aspectos superficiales de esos proyectos para gastármela de chistoso sarcástico de turno, esos son los parámetros que la misma Kim Belair considera como indispensables para poder conseguir la atención de la audiencia moderna, he estado midiendo estos proyectos con la regla que ella misma diseñó específicamente para medir su éxito, y sin embargo éste nunca aparece. Con sus propios parámetros es imposible encontrar a la dichosa audiencia moderna.

Aquí solo hablo de estos tres proyectos porque vendrían siendo las “catedrales”, aquellos que mejor simbolizan sus supuestos deseos e intereses, los puntos focales más importantes donde debieron cimentar su existencia, y ni uno solo de ellos dio un centavo de su interés, si es que existe. Si con estos proyectos, sus mayores exponentes, no existen, entonces lleven esta misma regla y midan otros proyectos similares, van a notar que esta mítica audiencia simplemente se rehúsa a aparecer.

De ellos, para ellos, ¿y donde están?

Lo más chistoso es ver la reacción de quienes profesan su existencia cuando se cancelan sus proyectos: al ser anunciada oficialmente la cancelación de “The Acolyte”, prácticamente todo Equis Antes Twitter estaba en un circo de lamentos y un mar de lágrimas, mucha gente condenando el evento como una “victoria de la intolerancia”, aventando todo tipo de calumnias contra sus disidentes y concluyendo que los derechoides hundieron un humilde proyecto para las masas que de nada tenía la culpa.

A mi más bien me queda preguntar: ¿Dónde estaban todos ellos? ¿Por qué andan aquí poniéndole velas al entierro cuando bien pudieron ponerse a ver la serie? ¿No que ellos siempre han sido más y los demás disidentes “no son fans”? ¿Por qué nadie está consumiendo estos medios, pero bien que se presentan a chillar y llorar cuando fracasan? ¿Por qué nunca pueden hacer aparecer a su súper audiencia moderna si tanto según la conocen?

Aquí acabo de darme un paseo por donde, se supone, son los puntos de reunión más importantes de la audiencia moderna, enormes monumentos a su existencia para su efectiva congregación y simplemente no apareció ninguno de ellos. No sabemos quiénes son y ni siquiera a donde los invitan se aparecen, ¿Dónde diablos está la audiencia moderna?

 

¿POR QUÉ SEGUIR CON ESTO?

Pues bien, me aventé una travesía y ni siquiera pude quedar hundido en mi obsesión como le pasó al capitán Ahab, en un escenario épico de trágica caída personal, solo un anticlímax para una búsqueda igual de inocua e inofensiva. No existe descriptivo definitivo alguno para la audiencia moderna y no se presentan a sus puntos de reunión; lo más sorprendente es que segmentos económicos completos siguen buscándola a pesar de sus inútiles esfuerzos.

Esto no es un punto contencioso, ni se trata de una posición controvertida, aquí he demostrado que ni con todo el conocimiento de internet es posible darles forma, y que ni siquiera con los parámetros tejidos por la misma izquierda progresista que tanto aboga por ellos es que podemos hacerlos aparecer; esto no es cuestión de debate, la audiencia moderna no existe, es una sirena, su canto es la invitación al fracaso, esa gente nunca va a aparecer porque no es real.

Lo peor y más desconcertante de todo es que, nuevamente, esto no es cosa de un par de proyectos o un experimento sencillo para probar las aguas que empezó hace poco, segmentos socioeconómicos completos con todo su capital y su infraestructura han estado persiguiendo esa sirena por años, es un deservicio total y solo se causan más estragos en su infructuosa empresa por hacer aparecer cuánticamente a una clientela que solo vive en sus delirios y alucinaciones.

Ya llevan toda esa perdida y creen que pueden quemar 200 millones mas.

Esa parte es la que me causa más perplejidad, si está demostrada su inexistencia, ¿Por qué diablos siguen tan encantados con ese canto? ¿Qué fuerza exactamente los orilla a pensar que quemar mas millones de dólares harán aparecer a la sirena esta vez? ¿Cómo es que les ha durado esa terca obstinación por años?

Desgraciadamente, ahí es donde me quedo meramente con las especulaciones, como dije hace algunas entradas, mi única teoría es que esto fue resultado de incentivos materiales masajeando la condición humana, perpetuando una corrupta incompetencia que se aprovechó de esos intereses y les fueron robando dinero en el proceso. Personalmente puedo entender que eso funcione unas cuantas veces, ¿pero tantas veces y a lo largo de años? Esa es la parte que no puedo conciliar, debe haber algo más de fondo, y no creo que la arrogancia sea suficiente para explicarlo, algo más tuvo que clavarse durísimo en la mente de la gente con dinero para creer que repetir otro proyecto millonario para la audiencia moderna tendría resultados diferentes.

Para aventarme la osadía de intentar explicarlo, mi suposición más verosímil es que el ambiente bizarro del 2020, con todos sus eventos sociopolíticos turbulentos y enloquecedores, terminaron creando una presión de manada lo suficientemente fuerte para convencer a instituciones sociales completas de trabajar de una forma particular, una con un lente enteramente enfocado a ideas fanáticamente progresistas.

No pensarás en contradecir al IngSoc, ¿verdad?

Digo “fanáticamente” porque mucho de esos procedimientos quedaron completamente divorciados del sentido común, todo en aras de supuestamente responder por agravios del pasado y preocupaciones contemporáneas completamente propias del primer mundo, mismas que seguro sembraron la semilla de toda la hecatombe actual de los fondos ESG y los índices DEI; con ese fanatismo se entregaron a sus cronogramas y ahora no hacen más que producir pura basura porque, de hacer lo contrario, es invitar la ira de la turba a la que históricamente le deben tanto, o algo así, es lo único que se me ocurre para explicarlo.

Ya para terminar, no me queda más que estar en completo acuerdo con el usuario Despot of Antrim respecto a la tragedia que es el dinero que se pierde en estos proyectos, no nada más por la porquería que se está produciendo, sino por lo que no se está produciendo.

Su video sobre los problemas del DEI, Despot of Antrim hace una sumatoria de los presupuestos de varios proyectos fallidos derivados justamente de la inservible búsqueda de la audiencia moderna, y a lo largo de todos ellos llego a la suma total de más de dos mil millones de dólares. Solo intenten dimensionar esa cantidad, tomen un millón de dólares y multiplíquenlo dos mil veces, todo ese dinero quemado en comprobados fracasos, ¿y para qué? ¿Qué beneficio salió de todo eso?

No dejaré de recomendar canales en inglés, dispensenme.

En su lugar, todos esos proyectos modestos de menor escala pero hechos con legitima sinceridad, trabajo duro y talento de verdad se quedaron ahí, o simplemente ni siquiera salieron de la propuesta, todo por tener cabezas cuyo único encanto (aparte de estar estafando a los accionistas) es el del canto enloquecedor de una audiencia que ni siquiera existe, absolutamente lamentable.

Concluyo diciendo, entonces, que esto no es un tema de debate, está comprobado, la audiencia moderna no existe y perseguirla no es diferente de agarrar todo un presupuesto y quemarlo en una hoguera, aquí hago un llamado al retorno del sentido común y una invitación a la audiencia real: si algo en el fondo te está dando mala espina y tu cerebro empieza a detectar un patrón, muy seguramente está dentro de tus mejores interés prestar atención a esa sensación. Tenemos sentido común por algo, empecemos a hacerle caso.

Bueno, otro mar de palabras para que lo consideren, ¿Qué opinan ustedes? ¿Pueden encontrar a la audiencia moderna? ¿De pura casualidad la conocen? ¿Alguien de ustedes es capaz de desmentirme? Lo que piensen al respecto lo pueden dejar en la caja de abajo, yo me despido y los veo en la siguiente ocasión.

Fuerza y sentido para todos.

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