15 nov 2024

¿Cuál es el punto de jugar?

Eran otros tiempos.

El otro día me saltó en la lista de “ver de nuevo” que tiene YouTube videos viejos del canal de videogamedunkey, o Dunkey como más comúnmente lo conocen, es un canal al que estaba suscrito cuando le guardaba un interés marginal a League Of Legends, mismo que ya no veo ni pintado por caer en la cuenta de la enormidad de problemas que tiene en su diseño y que causa a quienes lo juegan.

En otro lado hablé muy pero muy visceralmente del tremendo repudio que le guardo a ese juego, no nada más por el modelo de negocio que fue adoptando sino también por haber sido responsable de romper un círculo de amigos a quienes les guardaba mucha estima. A lo mejor en ese antaño juvenil y más inmaduro la reacción estaba justificada, pero no creo que fuese el lente apropiado para un análisis como al que pretendo acercarme en estos días.

Lo mismo puedo decir de ese canal, que seguía en ese mismo antaño juvenil e inmaduro por las bromas tópicas y la comedia muy producto de su tiempo, la de un YouTube más trasgresor e irreverente que dejaba a la gente decir cada alarde y disparate; no me pareció un estilo que envejeciera adecuadamente, y no lo digo porque sea un lerdo hipersensible al que repentinamente le duelen las bromas pesadas, hay algo que simplemente ya no conecta conmigo entre esos comentarios acelerados, espontáneos y aparentemente sin relación al tema central, me cuesta ponerlo en palabras.

Ya para no darle tantas vueltas a eso, aunque me despegué del canal de Dunkey y de su sentido del humor, volver a ver esos videos desde otra perspectiva me dejó pensando profundamente en lo que estaba ocurriendo en ellos. Para integrarlos al contexto: los videos a los que me refiero son una serie de partidas editadas que Dunkey llevó a cabo con el fin de ascender a las filas más altas del ranking electrónico de League Of Legends, donde supuestamente cuanto mayor rango, mucho mejores y más hábiles son los jugadores.

Esto es porque la comunidad determina ciertos rangos como “infiernos”, lugares donde los jugadores repetidamente se atascan debido a la multitud de completos inútiles, buenos para nada y jugadores de mala fe que entorpecen las partidas, a propósito o no, y por entera culpa de ellos es que pierden y simplemente no pueden ascender a las ligas superiores, o eso creen quienes profesan la verdad de esos "infiernos". Para efectos de la serie de videos, el reto es salir de cada uno de ellos, nunca supe si el punto era divertirnos con su sufrimiento o presumir la habilidad que Dunkey tiene, así que asumo que es una mezcla de las dos.

En el tiempo en que vi esos videos, me suscribía a la idea de que obviamente solo una cuerda de inútiles incompetentes era el tope que impedía a uno subir por las filas, superstición egoísta que todo jugador cree en algún punto, pero ahora que los revisito me quedé con una pregunta: ¿Cuál es el punto de ese calvario?

Sé que es una forma tonta de abordar a los videojuegos, el punto es entretenerse al fin y al cabo y tampoco soy de esos sujetos tan rígidamente cuadrados y antipáticos que reduce al hobby a una pérdida de tiempo, pero mi enfoque en particular es en League Of Legends y juegos multijugador similares, aquellos que ponen tanto énfasis en el supuesto prestigio de ascender y crear filas competitivas para demostrar cuan bueno realmente se es, por lo que la pregunta prevalece: ¿Cuál es el punto de ese calvario?

League Of Legends ha cambiado mucho con el paso de los años, pasó de ser una modificación comunitaria de Dota All Stars alimentado enteramente por la pasión y el ímpetu del equipo original a ser todo un imperio multimedia, completo con mercancía de todo tipo, su liga profesional repleta de atletas electrónicos y una aclamada serie animada, crecimiento que trajo tanto la prosperidad como los vicios asociados con ese tamaño.

Aquí lo único bueno que salió de ese juego.

Mecánicamente dirían, entonces, que el punto de jugar es simplemente ascender por las filas del modo competitivo, excepto que el algoritmo tiene todo tipo de sesgos precisamente para “manejar y administrar” a la población de jugadores. Se ha hablado del modo en que los servidores se programan sobre cierto ritmo de partidas para emparejar disparejamente a los jugadores con tal de alcanzar un índice aproximado del 50% de victorias por jugador.

El ciclo va más o menos así: una ronda inicial de partidas ocurre con jugadores de similar habilidad a la tuya, ganes o pierdas tu siguiente ronda es contra jugadores de peor calibre para que termines en una racha de victorias, todo para que después te emparejen con gente muy afuera de tu liga; pese a que Riot Games insiste con persistencia con que los méritos de los jugadores son lo que define su liga, el juego evidentemente está trucado, ¿Cuál es el punto de pasar por ese calvario entonces?

Parte del problema también radica en la clase de comportamiento que el juego permite porque solo basta con un jugador actuando con malicia para descarrilar por completo los esfuerzos de los demás, ha llegado al punto en que incluso los más renombrados participantes de League son constantemente asediados por “griefers”, porque el impacto de esas partidas a esos niveles es mucho más estresante y claramente es más divertido echarle a perder el día a todos.

Jugadores de tres ligas distintas, pero no te preocupes, está balanceado.

¿Y por qué no lo sería? Después de todo, la misma comunidad se la pasa calculando matemáticamente las formas más consistentes de ganar, lo que usualmente reduce las partidas a un metajuego donde deben jugar todos con un mismo patrón, comprando los mismos objetos, con la misma composición de personajes, todo ello constantemente. Partida tras partida de mínimas variaciones con duración de 40 minutos o más, donde el mas mínimo error es percibido como una ofensa digna de un incidente internacional, no puedes encontrar mejor fórmula para volver a alguien completamente loco. En ese ambiente, ser el mejor jugador es apenas una victoria pírrica, entonces ¿Cuál es el punto de pasar por ese calvario?

Si mecánicamente no tiene mucha ganancia estar pasando por los infiernos de las distintas ligas, lo único que queda es el modelo de negocio, uno que evidentemente Riot Games ha sabido aprovechar con mucho ímpetu. Debido a su estatus como juego gratuito, de algún lugar deben sacar el dinero y desde su incepción lo han hecho a través del sistema de cosméticos; hace varios años las apariencias individuales no llamaban mucho la atención, pero sin lugar a dudas que han puesto toda su inversión en el componente artístico.

La skin de un personaje no es nada mas una modificación a su modelo, paleta de colores y texturas, viene con efectos y animaciones únicas y varios de ellos hasta están tematizados, son un completo parte-aguas en comparación con las ofertas iniciales. En realidad no necesito comentarlo, solo miren el abismo de diferencia entre el lanzamiento y la iteración actual del siguiente ejemplo:

Riot no supo qué desperto en la gente con sus nuevos yordles.

Y claramente saben medir la distribución demográfica a lo largo de personajes populares, con la distinción predilecta puesta en Lux dado el enorme catálogo de apariencias con el que cuenta, similitud que tiene con varios de los personajes femeninos del juego, el atractivo vende después de todo.

En ese sentido puedo decir que League Of Legends tiene un excelente modelo de negocio porque sabe atrapar a la clientela con un muy buen ejecutado componente artístico, pero no puedo decir lo mismo de su sistema de juego porque el hecho de tener animaciones y efectos bonitos por si solos no hacen buena jugabilidad, sería algo similar a decir que las gráficas son lo único que cuenta.

¿Vale la pena pasar por toda la penuria que describí en el aspecto mecánico solamente para presumir apariencias por las que pagaste? Si no, entonces ¿Cuál es el punto de pasar por ese calvario?

Lamento mucho si parece que solo estoy pegando catorrazos en la cabeza con esa pregunta, pero no lo hago con un alarde sarcástico donde claramente solo despliego mi desdén por el juego, en realidad estoy haciendo la pregunta en completa seriedad y sinceridad. Expandiéndolo a una generalidad, vale la pena preguntar a la hora de diseñar un juego: ¿Cuál es el punto de estarlo jugando?

De nuevo, no lo digo para insinuar que debe haber un ímpetu productivo superlativo que debe tomar precedente con el fin de aparentar ser un desarrollador intelectual súper maduro de alto IQ con seriedad en el diseño, me refiero a que el punto del videojuego debe serle por lo menos de agrado al usuario.

Hasta en algo tan sencillo como las campañas de Call Of Duty hay un punto central, el de ser una galería de disparos, cosa que han sabido destilar adecuadamente, y por mucho que haya qué criticarle a su sistema multijugador, sigue existiendo esa cualidad sumamente rápida y accesible a su sistema de juego. Entras al mapa, le disparas a los malos o a otros jugadores y aprecias el espectáculo, hay una razón que divierte a su audiencia al final del día.

Incluso con aquellos juegos más complicados, como aquellos usualmente desarrollados por Paradox Interactive, existe un punto central; bien podrá hacer todo lo posible el estudio por crear simulaciones complejas y sofisticadas, pero mucho de la satisfacción recae en vencer y jugar con la calculadora electrónica integrada, hay un agrado satisfactorio en ver los números crecer, en pintar el mapa del color de tu preferencia o en simplemente encontrar el modo de romper la calculadora, hay un disfrute para el jugador a lo largo de la partida, incluso con toda la esquizofrenia de su código.

A veces solo quieres borrar a 900mil almas pixeladas.

Un juego como League Of Legends presenta un problema del que no veo casi discusión alguna, asumo también porque es un problema único para la industria: no parece tener punto central a pesar de contar con tanto espectáculo periférico. Desgraciadamente no es uno de esos juegos que puedes simplemente descartar por la simplicidad o prontitud de sus partidas, es toda una inversión de tiempo personal a lo largo de partidas extendidas y múltiples lecciones redactadas en guías a lo largo de todos los parches que modifican el metajuego que todo mundo debe estudiar profundamente, no promueve la diversión ni es exactamente agradable para su audiencia, entonces ¿Cuál es el punto? ¿Por qué jugar League Of Legends?

Eso es algo que el mismo Dunkey tuvo que responderse en completa sinceridad, porque ultimadamente abandonó el juego, mismo por el que se dio a conocer y por el que consiguió un amplia audiencia, pero ni con toda la fama y popularidad que ese juego le trajo pudo quedar convencido de pasar una sola partida más jugando entre los infiernos de League. Lo más sorprendente es ver que el video sigue recibiendo comentarios no solo en total acuerdo con lo que dice, sino que mencionan que sigue igual o peor, y aprovechan para mencionar que su vida objetivamente mejoró en todo sentido después de haberlo abandonado.

Afortunadamente para ustedes, tiene subtitulos al español.

En alguna entrada mencioné de forma pasajera que en el diseño de juegos del antaño tenía por primera prioridad entretener al jugador, un enorme contraste con el diseño actual que pretende enganchar al jugador con trucos psicológicos en lugar de diseño divertido e inteligente, por lo que mi desdén por League Of Legends ya no es tanto uno personal motivado por una vendetta sino un legítimo cuestionamiento de su diseño y de la realidad de su permanencia.

Lo cierto es que mucho de ese juego está predicado en ganchos mentales más aproximados a los efectos de una adicción enteramente motivada por la popularidad, sé que suena muy hiperbólico y alarmante ponerlo de ese modo, pero si no podemos responder a la pregunta de “¿Cuál es el punto de jugar League?”, entonces queda justificar lo siguiente: ¿Qué le deja League realmente al jugador?

Al cabo de una partida, ¿Qué es lo que siente el jugador? ¿Realmente fue una partida entretenida? ¿Hubo diversión y buenos momentos de por medio? ¿Qué parte de la experiencia sirvió de entretenimiento sincero al jugador? Recordando mi experiencia con el juego y comparándolo con esa vieja serie de Dunkey, no puedo responder positivamente a una sola de esas preguntas, de hecho es mucho peor viendo los comentarios de la comunidad, los que constantemente responden con negativas rotundas a dichas preguntas.

No pongo todo este análisis de por medio nada más para molestarme otra vez con Riot Games, pretendo elevar la cuestión a una consideración más fundamental del diseño de juegos: al final del día no solo debemos responder a “¿Cuál es el punto?” sino que también hay que dejarle algo positivo al jugador cuando interactúa con el juego, el tiempo es algo que nadie puede tener devuelto, así que lo menos que se debe tener en cuenta es que le sea sinceramente grato en algún sentido cuando decide pasar su tiempo con un videojuego.

Algo está mal si hablar mal del juego es popular.

Una respuesta inevitable a esto es que de eso se trata y que las practicas actuales son derivado del modelo de negocio, que las empresas deben ganar su dinero, que hay que cubrir los costos y toda esa propaganda corporativa de la que yo estoy francamente harto, así que para anticipar esa mención repito esto: la diversión no es un concepto mutuamente excluyente del dinero. No hicieron falta ninguno de estos trucos a lo largo de las primeras generaciones de juegos y consolas para elevar a la industria y ciertamente no son ninguna necesidad ahora, por mucho que Marketing Gang quiera chillar lo contrario.

Como pueden ver, y como es muy seguido (y seguiré diciendo) con esta industria, estos temas siempre terminan intersectando otros y corro siempre el riesgo de terminar tejiendo un enorme nudo gordiano de tangentes, así que para no desviarme más y terminar la entrada, la conclusión con la que quiero dejarlos es que un juego debería serle grato al jugador en aunque sea un solo sentido, claro que depende mucho de los gustos de la audiencia y el género del mismo juego, pero siempre debería diseñarse, primero y principal, con el fin de entretener con sinceridad en algún aspecto.

Al menos esa es mi forma de verlo con este paseo a través de mis recuerdos con esa cámara de tortura electrónica, ¿Qué opinan ustedes? ¿Ustedes se entretienen con lo que juegan? ¿Han pensado en estas cosas durante sus sesiones de juegos o soy el único al que le gusta perderse en los detalles? Cualquier cosa me la dejan en los comentarios si así lo desean.

Fuerza y sentido para todos.

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